Falleció anoche un inmigrante "sin papeles" de 57 años que se quemó a lo bonzo "porque ya no tengo ni para comer", según confió a una persona antes de prenderse fuego. Informaron los médicos que tenía quemaduras en el 80% de su cuerpo.
Trabajó en la construcción durante años pero al producirse la crisis quedó sin empleo y pedía propinas como "aparcacoches" ilegal.
Testigos que auxiliaron a la víctima indicaron que el inmigrante llegó a a las seis de la tarde a las inmediaciones de un centro hospitalario en la avenida Carlos Haya, compró un encendedor en un quiosco, y después se roció con una botella de gasolina.
Cuando las llamas envolvieron su cuerpo varias personas trataron de apagar las llamas y desde varios taxis corrieron sus conductores en auxilio con extintores de incendio.
Mientras tanto, los hechos creaban un gran revuelo y la policía municipal tuvo que cortar el tránsito. Personal del centro hospitalario, que fue alertado, salieron con una camilla y transportaron a la víctima a la zona de urgencias. Llegaron al lugar patrulleros y ambulancias llamadas desde teléfonos móviles.
Se informó que el suicida es ciudadano de un país del norte de Africa, estaba casado y tenía varios hijos.
En España se han producido una ola de suicidios de personas que iban a ser desalojadas de su vivienda por falta de pago de hipotecas.